Anoche entramos en la discoteca Platinium, que al parecer es junto con Opera y Space de lo mejor del lugar. Y lo hicimos gracias a la elegancia, el porte y el saber hacer de nuestro amigo Dimitri, que sorprendió a propios y a extraños con sus gráciles movimientos de oreja. Es capaz de dejarse llevar en cualquier situación.
Es una discoteca enorme, llena de rubias oxigenadas, con 2 salas e incontables sofás.
La zona VIP no se paga, hay un tío calvo que decide si entras o no. Aunque nos abstuvimos de preguntar, pues allí dentro no tenían nada que no tuvieran fuera.
Entrada gratis, guardarropa gratis (y para recoger las prendas te dan un llavero que vale más que el propio Dimitri, en lo material, que no en lo sentimental).
Copas a 5 o 6 euros.
¿Como puede ser esto sostenible?
Intentamos conseguir una borrachera con su consiguiente resaca, poniendo todos los medios a nuestro alcance, y solo conseguimos leves trastornos gastrointestinales.
Esta gente debería estar agradecida a Hitler, que ha hecho posible que las discotecas solo se llenen de rubias oxigenadas. Pero no lo están.
Si las discotecas fueran gratis en Barcelona todas serían como el TuboBar.
Y recordad: Zakaz Palenia!
Por lo visto, allí tienen otro concepto del ocio discotequil. Aprovechadlo pues, jóvenes nacionales.
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